El último niño de Korczak Itzjak Belfer pintor y escultor El pasado siempre vive conmigo. Nací en Varsovia, en 1923. Mi padre murió cuando yo tenía 4 años. Eramos 6 en la casa y era difícil a mi madre le era difícil, y vivíamos en una habitación en la casa de mi abuelo. Mi madre tenía que cuidar de nosotros y trabajar un poco para poder ganar algo de dinero. Entonces mi madre encontró lugar, en el orfanato de Janusz Korczak Fuimos a la calle Krochmalna 92 y nos recibió Janusz Korczak. Nos llevó a una pequeña habitación mi madre tomó asiento y Korczak tomó asiento. Pero no había lugar para mi. Él me sentó sobre sus rodillas, yo lo abracé para poder sentarme correctamente. Korczak hablaba con mi madre y yo empecé a observarlo de cerca. Me gustó mucho su barba corta. Era rubia y bonita, yo quería ver como crecía, si era real. Comencé a jugar con su barba y a examinarla. Korczak no reaccionó. Entonces bueno, ya suficiente con la barba, ahora los lentes me parecían bonitos. Redondos, y decidí mirar a través de ellos a mi madre. Me acerqué a él, mejilla con mejilla y así quise ver a mi madre. Pero, la charla se terminó. Entonces mi madre me dijo: "Itzjáquele tú te quedas aquí y yo me voy a casa" Yo no recuerdo si siquiera lloré, porque Korczak me agradaba y me tomó de la mano, entonces dije: "muy bien". Mi madre me besó, yo la besé y mi madre se fué. Entonces Korczak me dijo: "Itzjáquele, detrás de la puerta, hay un niño, mayor que tú, que nos espera. Él será tu mentor. Él te explicará todas las reglas de la casa". Así es como por primera vez, tuve un mentor, que está a cargo y me enseña todo, como si fuera un hermano mayor. Nosotros nunca decíamos orfanato, porque no sentíamos que era un orfanato. Era nuestra casa. En nuestra casa, había dos personas importantes: Korczak, el director general de la casa y Stepha Wilczenska administraba la casa. Ambos eran solteros, nunca se casaron, ambos dedicaron sus vidas a la educación de los niños en especial de niños huérfanos. Nosotros sentíamos que él tenía el papel de padre, ya que jugaba con nosotros, pero también trabajaba fuera de la casa enseñaba en la universidad. Stepha, estaba siempre con nosotros, 24 horas, ella, de hecho, se encargaba de todo Korczak volvía del trabajo y como todo padre nos contaba cuentos, jugaba con nosotros, organizaba juegos. Nos levantábamos a las 6 de la mañana, ya que a las 8 debíamos estar en la escuela. Nos bañábamos, cada niño tenía su toalla, su cepillo de dientes, todo con el número de cada niño Yo tenía el número 43. Luego de bañarnos rápidamente, tendíamos las camas sólos. No teníamos cuidadores. Nadie ayudaba a los niños, éramos responsables de nosotros mismos y nos encargábamos de toda la casa. Luego bajábamos a la sala comedor. Allí había una pequeña mesa y sobre ella, pequeños vasos con aceite de pescado. Junto a la mesa estaba Korczak y me dice: "Itzjáquele, ¿ves? aquí en esta lista está escrito que debes beber aceite de pescado" Yo miraba y no me gustaba, pero no tenía ninguna elección. Si el Dr. lo dice, entonces se debe hacer. "Yo te mostraré cómo se hace. Tomas el vaso, y lo colocas junto a tí. Luego tomas un pedazo de pan, le pones sal y también lo colocas a tu lado. Luego te tapas la nariz - él me mostraba cómo - tomas el vaso y ooop te lo bebes, rápidamente tomas el pan con sal y te lo comes. Sabe bien, no es cierto?" Los niños servían el desayuno Los mayores se turnaban para servir la comida A las 7:30 mas o menos, ya vestidos con nuestros bolsos, íbamos a la escuela. Junto a la puerta de salida, está Stepha con dos canastas de sándwiches para nuestra segunda comida en la escuela y ella le da a cada niño la cantidad que quiera y ella sabe cuánto darle a cada niño. Yo pedía un sólo sándwich, es suficiente para mí. Yo venía de un hogar judío religioso. Pero la casa, era administrada como una casa secular. Korczak y Stepha dejaban que cada niño escoja si quería continuar siendo religioso y quiere rezar cada mañana o si quiere ser secular. Festejábamos todas las fiestas judías. Janusz Korczak llegó a la conclusión, cuando practicaba la medicina, que no era suficiente curar al niño físicamente, y luego enviarlo a su casa a unas condiciones negativas. Se debe dar asistencia emocional también. Se debe educar, se debe dar al niño las mejores condiciones para su desarrollo intelectual. En el momento en que le ofrecieron ser director del orfanato, renunció al hospital pediátrico judío donde trabajaba Cerró su consulta privada, con la que tenía mucho éxito, ya que era un médico muy conocido. Él tenía una filosofía, que él mismo desarrolló: el niño es un ser humano. Tiene los mismos derechos que un adulto. Todos los derechos que tienen los adultos tienen que ser aplicados a la niños. Ambos, empezaron a darle a los niños una vida bella y libre. Durante 30 años tanto Stepha como Korczak no recibieron salario. Ellos trabajaban voluntariamente. Una vez se me acerca la Señora Stepha, y me dice: "Itzjáquele, yo sé que a tí te gusta dibujar" yo tenía entonces sólo 10 años, "Te voy a dar papel lápices, pinceles, colores y podrás dibujar cuando quieras". Yo estaba en el séptimo cielo. La Señora Stepha en persona, me dice que podía recibir todo eso, pinceles y todo y que podría dibujar cuando quisiera. Si la Señora Stephan me dice eso, entonces, desde ya que Korczak lo sabe. Yo estaba en estado de euforia total. Ni Stepha, ni Korczak jamás me pidieron ver o revisar lo que yo dibujaba o cómo yo dibujaba. Como si fuera mi derecho, hacer lo que yo quisiera y eso era tan bueno y bello. La Señora Stepha se escribía con una maestra que trabajó en nuestra casa: Feiga Lipschitz, quien emigró a la tierra de Israel. Stepha la quería mucho. Las cartas eran cada vez mas, digamos, más emocionales, y en 1930, Stepha decide viajar y visitar a Feiga Lipschitz en la tierra de Israel. Viajó al Kibbutz Ein Harod, donde vivía Feiga. Ella le cuenta a Korczak, maravillas sobre el país. Los relatos de Stepha, creo que convencen a Korczak, y decide viajar a la tierra de Israel. En el ´34 Korczak viaja a Ein Harod y por supuesto lo reciben con los brazos abiertos. Él no creía o no sabía cuán grande era la idea sionista, y tan importante. Él comienza a dar conferencias en instituciones judìas sobre la tierra de Israel, sobre el kibbutz. Para él fue un descubrimiento que tenía que encarar ya que hasta ese momento él estaba ajeno al mismo. En el ´38 la señora Stepha deja de trabajar en la casa y viaja a la tierra de Israel a trabajar en el kibbutz. Entonces ella se queda allí, también Korczak tiene que venir, pero él no viene. En 1939, ya se escuchaba aquí de la posibilidad de guerra. Ella decide volver a Polonia para ayudar a Korczak a emigrar a la tierra de Israel. Pero entonces, ellos no lo logran. Ella se queda en Polonia, junto a él. Ambos vuelven a la casa, al orfanato y retoman la labor. En la casa estuve hasta un año antes de la guerra, hasta 1938. Cuando cumplí 15 años entonces debìa abandonar la casa. Cuando comenzó la guerra, surgió el problema de qué hacer con los niños. ¿Enviarlos a sus casas? Korczak estaba a favor de que los niños se queden en el orfanato. "Los niños no tendrán adónde ir. Ellos terminarán en las calles". El mismo día en que los Nazis entraron a Varsovia, comenzaron las persecuciones a los judíos. El orfanato tenía que mudarse al gueto. Durante el traslado, los alemanes nazis detuvieron un carro con patatas. Era el alimento mas importante para los niños. Kroczak quería introducirlo al gueto. Los alemanes detuvieron y confiscaron la carga. Cuando oficiales de la Gestapo le preguntaron, cómo puede ser que usted, médico y polaco, se preocupe tanto por niños judíos. Él contestó, "Disculpen, yo soy judío". "Entonces porqué no llevas la estrella amarilla?" Él respondió: "Porque no estoy de acuerdo". Los alemanes lo arrestaron y lo llevaron a prisión. Durante el tiempo que Korczak estuvo bajo arresto. Stepha se traslada al gueto, a una casa en la calle Chlodna 33 y comienza a organizar la casa. Cuando los niños pasan al gueto, la filosofía y la educación de Korczak, todo ello, pasa con ellos. No porque el Doctor o Stephan lo llevaron, sino porque los niños lo llevaban consigo. Ellos no querían renunciar a la organización que era tan positiva para nosotros. Era un oasis en la miseria general, allí se vivía de una forma totalmente distinta. Janusz Korczak regresa, a Chlodna 33, la casa estaba preparada. Pero regresa del arresto, como una persona distinta. Para él fue un trauma. Trauma que no lo abandonó hasta el final. Él cerró todas las ventanas en el orfanato. Luego de un año, el pequeño gueto es clausurado. El área del gueto pasó al área ario y nuevamente el orfanato debe trasladarse. Allí la casa estaba en peores condiciones. Ya no eran 107 huérfanos, sino 200. Korczak y Stepha aceptaban a nuevos niños ya que era imposible rechazarlos. No tenían a nadie, eran de la calle. A finales del ´39, me escapé a la frontera rusa, a Rusia. No podía soportar las persecuciones, la humillación, Después de todo, fui educado para entender que era un ser humano, una persona que vale, con orgullo. Cuando volví en la primavera del ´46, volví a Krochmalna 92, a mi casa, al orfanato. Todavía existía. Estaba en pie, pero allí funcionaba un internado cristiano polaco. Entro a la casa, subo a la gran sala, me recibió una mujer, que aparentemente trabajaba allí, le pregunto...primero me presento diciendo que era un alumno de Korczak y que vine a preguntar sobre su destino. La respuesta fue que lo llevaron, que los llevaron a los trenes y de allí a Treblinka. Y Treblinka es un campo de exterminio. El último recorrido no me abandona y no me abandona y vuelve y vuelve en todo mi arte. La educación de Korczak que recibí en la casa está conmigo siempre. Yo no puedo cambiar. No puedo ser otro Itzjáquele. Qué hubiera dicho Korczak... Hoy tengo 89 años, Korczak murió... fue asesinado cuando tenía 64. Stepha tenía 56. Ambos eran entre 25 y 30 años mas jóvenes que yo ahora. Pero yo oigo las palabras de Korczak y cuando sus palabras suenan, yo vuelvo a ser el pequeño Itzjáquele y él el Doctor mayor que yo. Y él dice: "tal vez, tal vez, tal vez, tus trabajos son el resultado de la educación que recibiste. Tal vez ellos son el resultado de tu vida". Luego de 20 años de servicio en el ejército, en la Armada Israelí, con el rango de teniente coronel, mi hijo pasa a retiro, viene y me dice: "papá, no quiero ser ingeniero, no quiero ser gerente quiero ser educador". Creo que es una expresión de sublime belleza en el ser humano. Desde que mi hijo me dijo aquello, ya van cinco años que es un educador. Él está muy feliz yo por supuesto que estoy feliz. Porque veo en ello una expresión del pasado. Investigación visual, Annie Dadon Pinturas y fotografías, cortesía de Itzjak Belfer y Yad Vashem. Música original compuesta por Elad Cohen - Bonen Investigación y reportaje, Denise Alvarez Braunschweig Filmado, editado y dirigido por Roy Krispel