Cristo para desperdiciarlo! En el mundo de hoy nuestras vidas están repletas de actividad Cada vez tenemos más oportunidades de diversión, amistades y crecimiento Entonces, ¿por qué nos sentimos vacios por dentro y angustiados por las cosas pequeñas? ¿Por qué será que esta realidad de la vida se siente tan lejana a la que nos imaginamos de niños? ¿Por qué será que la paz divina y el amor del cual escuchamos tanto se siente tan distante? Todos necesitamos un lugar de anclaje en nuestras vidas, un lugar de quietud, un refugio pacifico mas allá de la actividad y preocupación de la vida cotidiana Para muchos la meditación cristiana ofrece justamente esto Esta antigua forma de oración silenciosa es muy relevante para los ciudadanos ocupados y preocupados del siglo 21. Silencio en la ciudad Testimonios de jóvenes meditadores cristianos Giovanni: La meditación es un tiempo de oración que ocurre sin palabras, sin movimiento, en solitud, donde estamos en descanso, cómodos, calmos, relajados y allí es donde tenemos la oportunidad de prestar nuestra atención a algo. Y ese algo es el silencio – alrededor nuestro y dentro nuestro. No es pensar ni alabar, ni agradecer. Es un lugar sencillo y neutro de anclaje que gentilmente nos enseña como estar presente en el momento y es allí, en ese silencio, que descubrimos el momento de Estad quieto y saber que soy Dios - Salmo 46:10 Me llamo Celia. Soy parte de un grupo de meditación Cristiana en Sídney, Australia. Mi grupo se encuentra una vez a la semana en una iglesia en Paddington. En el centro de la ciudad bulliciosa, nos hacemos de tiempo para el silencio Somos un grupo muy heterogéneo; nuestras vidas son bastante diferentes. Algunos trabajan, algunos estudian, y tenemos todo tipo de intereses. Pero cuando nos sentamos a meditar, todas nuestras diferencias empiezan a desvanecerse a medida que compartimos en el silencio que nos conecta unos con otros y con Dios. Después de escuchar unas lecturas meditamos en silencio durante 25 minutos. Nuestra práctica se basa en la repetición interna de la palabra de oración o mantra. Muchos usan la palabra Arameica, maranatha, que significa "el señor, o el maestro viene". Cuando repetimos el mantra no pensamos en el significado, solo nos ayuda a anclar la atención para estar en el momento presente. Obviamente, pensamientos como nuestros planes para mañana, o la cena de esta noche nos distraen. El secreto es volver al mantra en cuanto nos damos cuenta de que estamos pensando- esta es la manera de llegar mas allá de los pensamientos, palabras y divagues. A través de la simplificación de silencio, nos liberamos de nuestros propios planes y prioridades y nos vamos a estar abiertos a lo Divino. La meditación Cristiana fue revivida hace unos 30 años por el monje benedictino John Main. El creía que la tradición cristiana antigua de la oración contemplativa debería ser accesible a todos por ser valiosa y relevante en el mundo acelerado de hoy. John Main y su colega, otro monje benedictino, Laurence Freeman, empezaron a enseñar a otros esta manera de de orar estableciendo péquenos grupos de meditación primero en Londres y luego en Montreal, Canadá. A medida que se fueron formando los grupos en todo el mundo, surgió la Comunidad Mundial de Meditación Cristiana un monasterio ecuménico sin paredes. Hoy día nuestro grupo es uno de casi 400 en Australia y entre un sinfín en todo el mundo. "En la oración contemplativa buscamos llegar a ser la persona a que somos llamados a ser." - John Main La razón principal por la cual comencé a meditar era aquietarme, sentarme conmigo mismo y tratar de vivir en el presente. Me di cuenta que vivía demasiado en el futuro y aun a veces en el pasado Hoy día medito en el tren camino al trabajo y de nuevo a la vuelta. He tratado de integrar la meditación a mi estilo de vida. Es mi propio tiempo que puedo pasar con Dios y acercarme a Él. La meditación me ha ayudado en mi práctica laboral. Ya que me ayuda a escuchar y estar, realmente estar cerca de la persona a quien estoy tratando de ayudar. Soy apasionado de los triatlones y de mantenerme en forma. Porque creo que mantenerse en forma hace sentir bien y da confianza en la vida. Me da estructura y la disciplina, me permite usar mi tiempo de manera productivamente. La meditación me ha ayudado hasta en mi disciplina con mi deporte. Nos alientan a meditar 25 a 30 minutos a la mañana y a la tarde. Ese es un compromiso grande y ese compromiso me ha ayudado con mis compromisos deportivos. La vida es un regalo y no estoy acá Completamente en casa, Dios habita en nuestra alma para siempre - Madre Juliana de Norwich Me llamo Clare, soy Británica y actualmente resido en Sídney. Me crie rodeada por el Cristianismo. Mi papa era un vicario anglicano y vivíamos en la vicaria al lado de la iglesia. Había cristianismo en la cocina mientras mamá preparaba los almuerzos para la parroquia. Había cristianismo en el jardín donde buscábamos los huevos de pascua y en el tono del teléfono del estudio de papá. De niña, escuchaba a la gente en la iglesia me preguntaba que sería la oración. Para mí, no tenía sentido hablar con Dios como si estuviera allá arriba en algún lado. Al ir creciendo, recuerdo claramente sentir que Dios estaba más adentro que afuera. Al ser mayor mis preguntas acerca de Dios siguieron, pero puse toda mi energía en tratar de hacer una diferencia en el mundo, trabajando en proyectos de conservación y programas comunitarios en el extranjero. A pesar de trabajar en lugares fantásticos y con personas maravillosas, muchas veces me sentía incompleta. Estaba en el piso superior de un bus de dos pisos en Londres, cuando una amiga me habló por primera vez de la meditación cristiana y supe en ese momento que esa era la pieza que faltaba en mi rompecabezas. Aprender acerca de la tradición cristiana contemplativa validó mi creencia de que Dios vive en mí. También me ayudó a apreciar otras formas de oración e incluso la tradición en la cual me crie. A través de la meditación aprendí que ser es tan importante como hacer. Y que la acción de ayudar a los demás crece desde el silencio. Amo la sensación de comunidad y amistad que la meditación me trae, y los lugares nuevos y personas que he llegado a conocer a través de la meditación. Pero sobre todo yo medito porque es la manera en que me siento más cerca de Dios. Somos uno con el Uno. Somos uno con todo. - John Main El retiro de meditación y el cuerpo Lo hermoso de la meditación es que nos da la oportunidad de realmente ser libres, de ser menos serios y de ser nosotros mismos. Tenemos esta oportunidad de reiniciar todo desde cero. En vez de tener que creer todas las cosas que nos han dicho que debemos creer, la meditación nos da la oportunidad de chequear, de escuchar a Dios, de saber cómo suena el silencio, y como se siente el ser nosotros mismos. Digo, eres completa y totalmente amado, sin importar tu sexualidad, o tus adicciones, sin importar lo que hayas hecho que crees que haya herido a alguien más. Todo lo que tienes que hacer es decir “Yo acepto que soy amado, lo acepto completamente, hasta mi último respiro, hasta el más profundo musculo de mi cuerpo, que me perdono a mí mismo, que es hermoso ser como soy, ser diferente, tener el tono de mi voz, la forma de mi cuerpo, y el estar en este momento de mi vida.” Y la meditación nos da esa oportunidad, de abrirnos al espacio, al silencio, al descanso, y al presente.